El
Director artístico y el Director musical
del Teatro Real de Madrid, el catalán Joan Matabosch y el Inglés Ivor Bolton,
forman un tándem perfecto, para que Madrid sea considerada, ciudad referente
actual en las óperas de Bénjamin Briten. Después de Billy Bud del pasado año,
creímos que difícilmente el coliseo madrileño, podría superar el alto nivel que
había alcanzado. Acabamos de asistir a
la representación de Gloriana, y el resultado ha sido sobresaliente. (Queda
ahora pendiente de reubicar el Curlev River, programado inicialmente para el
2017)
El compositor inglés Benjamín Briten, recibió
el encargo de componer una ópera, con motivo de la coronación en 1953, de la
actual Reina de Inglaterra Isabel II (la
mas longeva con ya 65 años de
reinado); Fue durante unas vacaciones en la nieve en Austria durante el
invierno de 1952, con su compañero sentimental Peter Pears, que decidió escoger
la historia del reinado de Isabel I de la dinastía de los Tudor, regente desde 1558 hasta 1603,(45 años en el
trono), correspondiente a la época isabelina, de esplendor y Edad de Oro
inglesa , en plena competencia con el rey Felipe II de España, cuya Armada
Invencible fue derrotada y humillada por la
inglesa en 1588, en su intento invasión a Inglaterra,
Briten confió el libreto a Wilian Plomer,
basado en la obra Elizabeth and Essex: A Tragic History, escrita en 1928 por
Lytton Stracch: Describe el amor de la Reina por el Conde de Essex, que no fue
correspondido por este, si bien la utilizó para obtener favores políticos y de poder, que
una vez fustrados por el fiasco en la rebelión de Irlanda, a donde el conde Robert de Vereux, fue enviado como
jefe de las tropas inglesas para contener la sublevación, atentó contra la
reina, acusado de rebelión y traición fue condenado a muerte.
La personalidad de la Reina es poliédrica y
contradictoria: El deber de Estado; el servicio al pueblo con la autoridad que
se le exige: Responsable, astuta, refinada, culta e inteligente, de carácter
fuerte. Desde el prisma de su personalidad, el paso del tiempo la condiciona: Afectada por
su amor no correspondido, se siente vieja, envidiosa, celosa y colérica.
La admiración de su pueblo le dio el
sobrenombre de Gloriana; su soltería, la nominación de Reina Virgen.
Precisamente la emigración de colonos ingleses a Norteamérica en honor a su reina, dio el
nombre de Virginia a la región este de la costa éste atlántica, hoy uno de los
50 estados USA
La producción, del teatro Real de Madrid- en
coproducción con la Englich National
Ópera de Londres (ENO)- es de
escenografía, única, y consiste en una semiesfera armilar como un arco-iris, y un mapamundi circular, grabado en el suelo, representan los
poderes de la reina y de Inglaterra como centro del mundo,. Cuenta con espacios
bien definidos y diferenciados, adecuados en el transcurso de la
representación. Elegante vestuario con bordados alegóricos a la historia que se
narra, y movimiento escénico de nivel elevado, transfieren a la puesta en
escena un resultado muy vistoso y sobresaliente. En resumen: Sencillez y
elegancia.
A las varias puestas en escena firmadas por David
McVicar, que hemos asistido, ninguna nos ha satisfecho plenamente, a excepción de
esta Gloriana. El Director de Escena inglés, ha presentado un trabajo
irreprochable, de excelencia, en coherencia
con lo que allí se explica: Elegancia en grado sumo.
Bénjamin Briten, demuestra con esta obra, una abrumadora capacidad musical: consiguió la creación de una obra maestra en un tiempo record, menos de un año,- el que va de octubre del 1952 al 8 de junio del 1953, fecha del estreno y de la coronación de la actual reina de Inglaterra-. Solamente por esta ópera, se le puede considerar entre los mejores compositores del siglo XX. Para conjugar la historia que narra, finales del siglo XVI, se inspira en las formas musicales del renacimiento: Madrigales, danzas, contradanzas, mascaradas, etc y las trasforma de forma muy personal, con lenguaje propio, post neoclásico, en música dramática, que alterna con música ceremonial, cortesana, y festiva apropiada para la ocasión. En general utiliza la tonalidad, para describir las escenas externas, y la modalidad, para los momentos íntimos contradictorios y conflictivos de la Reina. Solo en una ocasión escribe en politonalidad, al final de la ópera, cuando describe el conflicto íntimo de la Reina, en la firma de la condena a muerte de su favorito Robert, asumiendo la razón de estado sobre los afectos personales. Desde el punto de vista de estilo, la música de Briten, es totalmente asumible por el espectador medio.
El director musical, el británico Ivor Bolton,
desde su ya dilatada experiencia en música antigua, barroca, y renacentista, empatiza a la
perfección con la música de Briten, y borda una actuación, rica en detalles,
gradaciones, contrastes y balances sonoros; un modelo de precisión, ritmo y
expresividad; es el factótum de la excelencia alcanzada en esta Gloriana.
El conjunto de voces fue de calidad y
equilibrado, algunos cantantes ya participaron en Deat in Venice, y en el Billy Bud – son un grupo de especialistas en las óperas de
Briten- forman parte del séquito real, como los barítonos Ducan Rock en el
papel de Lord Mountoy , y Leigh Merlose como Sir Robert Cecil, el espíritu de
la mascarada de Sam Fournes y el bajo
David Soar de excelente voz, en su papel
de Sir Walter Raleigh, como noble confidente, y máximo responsable de la
guardia de la Reina.
El tenor italo-estadounidense, Leonardo
Capalbo, de voz adecuada y bonita, aunque no extraordinaria, hace convincente
el personaje de Robert Devereu, Conde de Essex
El papel protagonista de reina Isabel I, lo asume
la soprano italiana Anna Caterina Antonacci: Desde su ya lejano debut en 1986, y con éxitos memorables, como su
Carmen del Covent Garden al lado del Don José de Jonas Kaufman, este es su primer roll cantado en inglés y su primer
Briten y el resultado es espectacular, si bien se nota un esfuerzo vocal para
alcanzar la exigencia de la partitura,(el paso del tiempo) que podría afectar a
la calidad del canto y que apenas se nota. Como actriz desarrolla una labor de
alto nivel, con un resulto sobresaliente: Por dicción, voz, presencia escénica
y actoral, da vida a una reina Isabel I, introduciéndonos en a la realidad a
través de la ficción propia del teatro. Justo al cerrar el telón, apareció la
soprano, por la abertura central, recibiendo por buena parte de público
presente, varios sonoros bravos ( brava !). Una forma ya habitual de liberar
nuestra emoción contenida y acumulada.
Excelente ejecución de los coros estables del
Teatro Real, bajo la batuta de Andrés Máspero.
El
estreno de Gloriana en 1953, resultó un tremendo fracaso, porque el
argumento no gustó al stablishment de la época y durante tiempo, estuvo
relegada al olvido, se ha representado poco. Después de la sobresaliente
y entusiasta acogida en el Teatro Real, Gloriana se puede considerar,
junto con Peter Grimes, y Billy Bud, la trilogía Briteniana, cabecera de la
producción del total de 12 óperas de uno
de los grandes compositores del siglo XX
El Teatro Real es un teatro de primer orden,
referente actual de las óperas de Briten. Con una forma de programar, ecléctica
y convincente, que merece el reconocimiento de muchos melómanos.
Abril 2017
José Luis Bruned
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada