dimecres, 3 de setembre del 2014

FESTIVAL DE SALZBURGO (1). DER ROSENKAVALIER:



La belleza de la imagen.

El festival de Salzburgo rinde homenaje al 150 aniversario de su fundador Richard Strauss con la representación de su ópera Der Rosenkavalier (El caballero de la rosa)

El Director de escena Harry Kupfer,(conocido entre nosotros  entre otras muchas producciones, por la tetralogía del Liceu 2003 y 2004) Responsable de esta producción, aprovecha eficazmente los recursos que le ofrece el grandioso escenario del Grosses Festspielhaus- de una boca de aprox 55 metros y de una inmensa profundidad- para la escenificación, enriquecida con  fotografías de alto valor artístico que ocupan todo el fondo del escenario, se ajustan al argumento describiéndolo y añaden belleza al conjunto resultando una puesta en escena  espectacular; un festín visual.
En la ópera actual, el equipo responsable de la puesta en escena debe incluir al diseñador de video, que en esta ocasión recae en Thomas Reiner, un experto
en producciones de TV y DVD que ha trabajado con su cámara para diversas escenografías y que aquí su trabajo alcanza un alto valor artístico.
Alguien podrá  calificar esta producción de brillante aunque falta de sentido, pero  nadie dudará que el contenido artístico es elevado.( Probablemente aquí, Harry Kupfer a buscado mas el sentido artístico que la coherencia del contenido.)

Franz Welser-Most es un director de orquesta cuestionado por un amplio sector melómano. Amigo del director artístico Alexander Pereira, con quien colaboró en la Opera de Zurich, antes de pasar a por la Orquesta de Filadelfia y recalar finalmente con los filarmónicos vieneses donde desde hace 4 años los dirige en la Opera de Viena. Aunque no es “santo de mi devoción”, debo reconocer que el día 20 de agosto, hizo sonar la orquesta adecuadamente y  con cierta brillantez. ¿O acaso la Filarmónica de Viena, domina de tal manera la partitura  de Strauss que  emite un sonido de excelencia independientemente de quien la dirija?
En contra de lo habitual, aquí la ópera se inicia a telón cerrado,  los primeros compases de los tres actos son interpretados a modo de  obertura, pudiéndose concentrar el espectador en el magnífico trabajo de la orquesta y disfrutar de sus exquisiteces, sobre todo si aquel se encuentra cómodamente sentado en el centro de la primera fila del anfiteatro; en un balcón con una excelente visión de toda la orquesta.

El argumento de Der Rosenkavalier con libreto de Hugo vom Hofmannsthal, es  aparentemente burdo y  banal: Una comedia vienesa, una mascarada, pero que se transforma en una profunda reflexión de la protagonista sobre las consecuencias del paso del tiempo, sobre todo al final del primer y tercer acto, donde la Mariscala esta ensimismada con sus propias reflexiones:
Aquí en Salzburgo  tiene lugar ese momento mágico, donde entran en empatía,Richard Strauss (la música),Hofmannsthal, la Mariscala ( la voz  y la trama),la escenografía (el video) y en esta ocasión mi privilegiada posición:
 Al final del primer acto, ese momento sublime, único, del solo de violín interpretado por el concertino de la Filarmónica de Viena Rainer Küchl, unido a la fotografía  gigante del Prater vienés al fondo del escenario ( foto ): La amplia avenida, los árboles sin hojas donde la niebla no acaba de imponerse en un día gris. Ahora canta la Mariscala,  que en su madurez -otoño - siente como se le van el tiempo y su joven amor (adúltero) Octavian.
La emoción llega al cenit…, las lágrimas del espectador fluyen por sus mejillas….y el tiempo  se detiene … Es un momento BRUTAL.
(Esta escena por si sola ya justifica el viaje a Salzburgo).




Lástima que la Mariscala de la joven soprano búlgara Krassimira Stoyanova, no este a la altura que exige  el  papel, pues le falta madurez- todo un contrasentido con el rol que interpreta; el de la mujer madura-. Se podría entender porque tiene un gran recorrido verdiano que es incompatible con Strauss. (La Pieezonka también ha cantado mucho Verdi y en cambio ahora, con su edad, es una gran voz straussiana). Pero la Stoyanova es demasiado joven para este papel, es su primer Strauus, y  ya al empezar su actuación uno se da cuenta que le falta tiempo y rodaje.  Su voz es adecuada, pero de momento, está fuera de rol.
La mezzosoprano francesa Sofie Koch es un Octavian de referencia,“el papel de su vida”; lo ha cantado durante muchos años por todos los escenarios del mundo y se nota. Domina la dramaturgia de tal manera que siempre nos sorprende con múltiples nuevos detalles. Es una delicia ver el aplomo con que actúa. Su voz es potente, plena, aunque con la edad ha perdido terciopelo y  devenido algo metálica.

El Barón Ochs es cantado por el barítono de la baja Austria, Günther Groissbock, de voz muy bien proyectada, potente y agradable de escuchar, vocalmente perfecto. Su carrera se ha centrado principalmente en Wagner, especialmente Tannhauser, Este es su primer Ochs y esto podría explicar una falta de dominio en la dramaturgia, aunque queda la duda de que al situar la acción de esta producción en la Viena del 1913, el director de escena y el dramaturgo le demandaran una interpretación mas de aristócrata correspondiente con esa época, que de “patán” con título nobiliario (el rol clásico de producciones correspondientes a la época del libreto; principios del siglo XVIII)
La voz de la joven soprano de Hamburgo, Mojca Erdmann es pequeña, insuficiente y en ocasiones tapada por las orquesta; Una lástima, pues su físico de esbelta belleza, tierna, muy femenina, es muy adecuado para el rol de Sofía,

Por encima de todo lo anterior brilla la música del genio que fue Richard Strauss ( y Hugo vom Hofmannsthal ) en múltiples detalles  y la magnífica interpretación que de su rica partitura hace la Orquesta Filarmónica de Viena trabajando en el foso y vista desde una posición de privilegio.

 La ópera Der Rosenkavalier habla de la crueldad del paso del tiempo que a la Mariscala le obsesiona y en algunas de sus noches de insomnio, querría parar todos los relojes. Pero quien logrará parar el tiempo será Peter Stein, el director de escena de la ópera de Franz Schubert, Fierrabrás, que  nos presenta
 en la Haus vom Mozart. Una pieza de museo, título de nuestra próxima entrega.


Agosto 2014
José Luis Bruned





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