divendres, 5 de juliol del 2013

UN WOZZECK EXCEPCIONAL EN EL TEATRO REAL

En  la representación que comentamos, todos los elementos que componen la ópera son  un bloque homogéneo, todo el sistema funciona perfectamente sincronizado. Puesta en escena, dramaturgia, voces, argumento y cuando esto sucede, solo ocasionalmente, el espectáculo es completo, es “la obra de arte total “que predicaba Wagner.
La mayor belleza tanto en la vida como en el arte está en cuidar los detalles, afirma nuestro Wozzeck Simón Keenlyside en la entrevista para la Revista del Real y, esta obra coproducida con la Ópera de París esta repleta de detalles.

A un director de escena, debemos exigirle creatividad, iniciativa, innovación, riqueza expresiva  y Christoph Marthaler nos sorprende en este Wozzeck con estos atributos, ganando la obra en intensidad a medida que avanza su representación, como lo hiciera en su Tristan e Isolda de Bayreuth  sin recurrir al efectismo, sino de forma sobria.
La obra, por su peculiar puesta en escena, es de rigurosa actualidad, pues trata de exclusión social, sobreesfuerzo, dependencia y sobre todo de complicadas relaciones sociales, una similitud a lo que ocurre hoy con cientos de miles de familias abatidas por el paro, la falta de ingresos, sin esperanzas futuras y con falta de expectativas.

La relación interpersonal en esta ópera  se sitúa en una especie de “carpa”  cantina pública, donde se palpa la dificultad de la relación social y donde la vida del núcleo familiar se demuestra imposible. Esta idea de escenografía donde se desarrolla la acción, esta tomada de la Speelkade, zona  publica de ocio, juego y relación, impulsada desde el ayuntamiento de la ciudad belga de Gante. Una situación análoga y de gran impacto, pudo observar ocasionalmente el  autor de este artículo en un local social para emigrantes españoles, en la pequeña ciudad de Cuyk al este de Holanda allá por los años 80. Un verdadero gueto donde estalló la tensión acumulada del personal allí congregado y acabó en explosión en forma de reyerta entre varias familias presentes.

La ópera Wozzeck marca un punto de inflexión en la Historia de la Ópera, un antes y un después: Una música de gran riqueza, creada por Alban Berg, que utiliza todo el arco expresivo musical ajustándolo al argumento en cada momento, tomando como eje la atonalidad, combinada con ritmo, melodía o música tonal, consiguiendo una obra maestra de gran arquitectura musical, excelentemente dirigida para esta ocasión por el francés  Sylvain Cambreling bajo cuya batuta la Orquesta sinfónica del Teatro Real de Madrid ofreció una muy buena actuación.

La soprano Nadja Michael hizo una María de referencia, vocalmente y de físico muy adecuado: posee una voz plena, potente, bien proyectada, con todos los registros. De gran atractivo físico  que realzo al personaje en la parte dramática, culminando en la escena de seducción con el “Tambor Mayor” de gran contenido erótico. Su actuación fue muy brillante.
Muy bien Gerhard Siegel en su papel de capitán.

El Wozzeck de Simon Keenlyside  excelente, recogió al final de su actuación grandes aplausos, estando a la altura de lo que se espera de él.
El bajo alemán Franz Hawlata a pasado en los últimos tiempos por dificultades en la interpretación- a causa de problemas personales – y desde aquel discreto Hans Sachs  en Bayreuth del 2008 que fue despedido con grandes abucheos y obligó a la cancelación de las representaciones anuales siguientes, solo accede a roles de corta duración, y en de “El doctor”,, tuvo una destacada actuación si bien su voz ha perdido la brillantez de antaño.
Mencionar a nuestro tenor de Sallent, Roger Padullés, que convenció en su corto papel de Andrés.  El “actorazo” que es Francisco Vas, se lució y bordó  su rol de loco. Al tenor de Zaragoza, siempre lo consideramos más actor que cantante y ahora lo demuestra en una gran actuación dramática prácticamente muda.

El estreno de Wozzeck en Berlin por los años 30 del pasado siglo, acabó en una airada división en los espectadores, por la carga de denuncia social que ostenta:
Los detractores por parte de los grupos conservadores con soberana bronca, y grandes aplausos por parte de los grupos progresistas. En Madrid el 5 de junio también se manifestaron división de opiniones: Los indiferentes que acabaron fustrados y aburridos por la música y el argumento, y algunos entusiastas emocionados con lo vivido en el Real como el mejor espectáculo de la temporada, gracias al combinado Berg, Mortier,Marthaler, Cambreling.

En este video podreis contemplar la filosofía de esta fantástica producción.

JOSE LUIS BRUNED

 

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