dissabte, 18 de març del 2017

LA ÓPERA EN EL SIGLO XXI SIGUE VIVA


Por suerte siguen habiendo compositores que, gracias a su vitalidad creativa, nos ofrecen obras musicales integradas en los tiempos actuales. Otra cosa, es que nosotros, espectadores receptores potenciales, estemos dispuestos a aceptarlas como tales.
Es difícil imaginarse un cinéfilo que solo le interese el cine clásico  y rechace la películas actuales,  igual que un aficionado a la lectura, que solo le interese la literatura rusa del siglo XIX, o el amante de la pintura que se emocione únicamente con la pintura renacentista,
Todo melómano, debería aceptar  una producción musical contemporánea :
1-Con disposición abierta y positiva a nuevos descubrimientos.-
2- Asumiendo, si es preciso, un esfuerzo inicial de entendimiento.
En el mes de febrero, hemos podido asistir
a dos estrenos absolutos en España de dos óperas  del siglo XXI.
 En Madrid, el 19 de febrero, disPLACE,  de  Joan Magrané (  n. 1988) y Raquel García Tomás ( n.1984) , barceloneses los dos. Estrenada en Viena el 1 de septiembre del 2015
En Barcelona, el 27 de febrero, Quartett  de Luca Francisconi  nacido en Milán en 1956.y estrenada en La Scala  en 2011.
Las dos óperas tienen en común un  libreto que trata  del distanciamiento  de pareja:
-La  pareja,  que por motivos de “mejora de su estatus” en  una sociedad actual competitiva, provoca una aguda crisis por falta de diálogo: (Tiempo - Actividad frenética del marido). (disPLACE)

- la crisis de la pareja, aislada en su mundo, que en lugar de dialogar “se machacan mutuamente” recurriendo al acoso sado- masoquista- sexual  (Quartett).
 disPLACE es una ópera de pequeño formato, que después de estrenarse en Viena, pasó por el Centro Santa Mónica de Barcelona en el mes de diciembre, ( en la programación oficial el Liceu no la incluyo, cosa que si hizo el teatro Real )  y pudimos asistir a su representación en la Sala Negra  de los Teatros del Canal de Madrid, un  espacio muy  adecuado para esta ópera de cámara.
El libreto de Helena Tornero trata un tema fascinante: La situación de dos parejas –desdobladas en  los mismos cantantes- que viven en un mismo piso del ensanche de Barcelona en dos espacios de tiempo diferentes:
El primer acto, explica la relación de pareja, condicionada por el éxito del marido, que con su fanfarronería por el reconocimiento social alcanzado, acaba en explosión y ruptura. El segundo acto presenta una situación en un tiempo anterior, en el mismo piso: Una pareja, venida a menos por efectos de la crisis económica,   muy enamorada que dialogan, demuestran empatía y una  excelente comunicación, ha de asumir  un desahucio por falta de pago. La escena nos muestra la que será su  última noche, antes de ser desalojados del piso y que  acabará en suicidio, precisamente en el balcón, donde, en previsión de lo que va a suceder, les esperan los medios de comunicación para registrarlo en tiempo real (Evidencia de la crueldad  de los mas-media).
El argumento no puede ser de más actualidad.

La música es ejecutada por un dúo-viola y violoncelo – a cargo de Sophia Goidinger y Bárbara Ricabona, dirigidas por Vinicius Kattak miembros del Ensemble Phace, formado por 11músicos, con residencia en Viena y dedicados desde los años 90 a la música contemporánea.
La pareja de cantantes- actores, formada por Sebastien Soules y Elena Copons ,completa una actuación  de excelencia, destacando el extraordinario trabajo de la fémina:
La carrera de la Tarrasense Elena Copons, pese a su juventud, es fulgurante. Ha completado su formación y carrera fuera de nuestro país y  desde su residencia habitual en Viena, cosecha éxitos en recitales y funciones de ópera por toda Europa. Recordamos su paso por  el Monegal,  justo hace un año,  con el ciclo de Lied Dichterliebe (Amor de poeta) de Robert Schumann y  su reciente destacada actuación en las Bodas de Fígaro de Mozart en el Liceu  de Barcelona.
QUARTETT
En la génesis de esta ópera, han colaborado estrechamente, el compositor Luca Francisconi y el director de escena Alex Oller, de la Fura del Baus. Una situación de privilegio, que no se da con óperas de otras épocas.
El furero y su grupo, desde sus inicios en la escenificación de óperas- con El martirio de San Sebastián de Debussy o La Atlántida de Falla, introdujeron la video filmación y desarrollaron ocasionalmente otras técnicas de artes plásticas ( algunas colaboraciones de Jaume Plensa)-han metamorfoseado la puesta en escena, contribuyendo  a eliminar el concepto de “Opera como pieza de museo”, con apuestas rupturistas e innovadoras:
Para representar  el aislamiento de la pareja protagonista de Quartett, el escenógrafo Alfons Flores, nos presenta dos espacios bien definidos:
El espacio interior, donde se desarrolla la acción, formado un cubo rectangular de aprox 2000 kilos  de  peso,  suspendido en el espacio escénico, totalmente aislado , sujeto solamente por unos finos alambres, similares a radios de rueda de bicicleta, que contribuye a escenificar el aislamiento en su propio mundo de la pareja protagonista .
El espacio exterior, donde se desarrollan los acontecimientos ajenos a la pareja protagonista.
Excelente el dúo de cantantes-actores,  formado por Allison Cook y el tenor  Robin  Adams, bien dirigidos musicalmente por Peter Rundel.
La  música de corte atonal, dodecafónica, y electrónica, con una parte en directo y otra pregrabada, no estuvo a la altura  de la extraordinaria puesta en escena.
Como en montajes anteriores, Alex Oller y la Fura dels Baus contribuyeron a una excelente noche de ópera.
Quartet ha sido última oportunidad  de poder ver en el Liceu algo nuevo,  diferente e innovador: Este fue el último título que contrató Joan  Matabosch –Su programación pues se la debemos a él -  como Director Artístico del teatro de la Rambla,  quien como consecuencia de la representación en el Liceu de “le Grand Macabre” de Liguetti,  participó en el encuentro en Barcelona de Francisconi y Oller en la gestación de Quartett, se mostró interesado y contrato la obra.
Esto señores… se acabo!!, a tenor de la programación  2017-2018 que precisamente se ha dado a conocer en estos días.  El equipo rector del Liceu, apuesta por la masiva presencia de ópera italiana,  olvidándose del  equilibrio de títulos necesario que exige un teatro sufragado con dinero público, busca  solo el entretenimiento facilón, el éxito de taquilla, y a los cruceristas que recalen en Barcelona.
La dirección del Liceu  sin un proyecto de futuro,  se olvida que el objetivo de un teatro de ópera debe de ser  la difusión de LA CULTURA (con  mayúscula) , por encima (que también ) de cuadrar los números.
Los que queramos seguir disfrutando de la ópera  en un futuro próximo, no tendremos más remedio movernos y viajar; por suerte hay  teatros  con otra forma de pensar y programar.
Barcelona  marzo 2.017
José Luis Bruned







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