El amante de la
música de Wagner sabe que la celebración del bicentenario del nacimiento del
genio de Leipzig, será un año de
peregrinaje  que le obligará a viajar
fuera de nuestro país y que- si le es posible- acabará en el santuario de la
colina verde de Bayreuth, puesto que la oferta de por estas latitudes es mas
bien escasa o nula:
En el Liceu de
Barcelona solo podremos ver el prólogo- El
oro del Rin-  de  una tetralogía en cuatro temporadas que no
cumple con el “modo de empleo” diseñado por el propio  Wagner quien precisamente hizo construir un
teatro singular para representar de forma continuada la obra de su vida. Y eso
que se presenta con un gran reparto: La dirección escénica de Robert
Carsen  y las voces de Albert Dohmen,
Adrew Shore, Kurt Streit e incluso la veterana Ewa Podles son de excepcón.
Es grande la
responsabilidad asumida por el director musical Josep Pons que prácticamente se
estrena con esta obra  también como
director musical estable del Gran Teatre del Liceu en sustitución del alemán
Michael Boder. Al músico de Puig-reig  le
reconocemos oficio coraje y valentía pero este reto, significará para muchos
espectadores estar a la expectativa. 
El teatro Real de
Madrid presentará  Parsifal pero en  versión
concierto con un reparto de primeras figuras encabezado por el experimentado
director musical en esta obra Thomas Hengelbrock , Gurnemanz de Kwangchul Youn-
que triunfa en Bayreuth con este rol-  Amfortas
de Mathías Goerne, un Parsifal cantado por Simon O’Neil y una  Angela Denoke de quien todavía recordamos su
Kundry de Paris 2008 dirigida por Marc Albrecht. Pero se dice que una ópera en
versión concierto es como una paella sin arroz.
Donde no tendrán
ni arroz ni paella  será en el Palau de
les Arts Reina Sofía de Valencia.(En la cuna de esta especialidad gastronómica
es un contrasentido) La magnífica tetralogía de producción propia , Fura dels
Baus, Zubin Mehta y reparto de referencia, que en el  2008 
abrió  el Festival del
Mediterráneo con dos representaciones completas de la Tetralogía  Wagnerianala Comunidad  Valenciana
Si lo desean a
Valencia podrán ir no obstante a degustar una buena paella  en el restaurante La Rosa  cerca del puerto y de la Avenida  de la Malvarrosa  donde todavía
se conserva la casa-vivienda de Blasco Ibáñez, pero no a ver óperas de Wagner en
el Palau de Les Arts donde el ínclito arquitecto Calatrava y los dirigentes de
la comunidad valenciana crearon a golpe de talonario, un gigante con pies de
barro, que en pocos años se ha venido abajo como algunos lo presagiamos .Muy
ilustrativa es la opinión al respecto del escritor valenciano Joan F. Mira en
su libro El professor d’historia ,
Editorial Proa 2008, de lectura recomendada.
Ante la reducida
oferta wagneriana en nuestro país, nos veremos obligados a decidirnos por otras
ofertas foráneas, atractivas y variadas y  este  año
Wagner será otra vez un año de
peregrinaje.
José Luis Bruned
 
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