Por primera vez completo: El intercambio de cartas entre Hugo von Hofmannsthal, Richard Strauss y Alfred Roller en una edición excelente.
El martes 24 de Enero
de 1911, dos días antes del estreno absoluto mundial de la ópera Der Rosenkavalier, Richard Strauss reconoce
el trabajo del escenógrafo y encargado
del vestuario Alfred Roller regalándole una reducción a piano del primer
acto de su ópera con la siguiente dedicación: „ Al genial co-creador del Caballero
de la rosa, al fiel ayudante y amigo Profesor Alfred Roller con el máximo
respeto y admiración“.
Fue un hecho hasta
ahora sin precedentes: conceder el
rango de co-autor a un escenógrafo de teatro significaba que su trabajo –
aparte del trabajo del libretista Hugo von Hofmannsthal - se elevaba a la
calidad de creación artística.
Dos días después, Roller escribió
a su mujer Mileva que Richard Strauss dió incluso un paso más ya que al entregarle el regalo hizo la siguiente observación casual: “Desde ahora ninguna ópera sin Usted“.La gran estima de
Hofmannsthal y Strauss por Roller fue seria y duradera. Toda esta estima empezó
con el decorado del estreno mundial en 1906 del drama Ödipus und die Sphinx de
Hugo von Hofmannsthal en el Deutsche Theater de Berlin permaneciendo viva hasta la muerte de Roller
en 1935.
Richard Strauss confió
a Roller el estreno absoluto de su Arabella en 1933 y también encargó a Roller la escenografía de Parsifal
de Richard Wagner dirigido por el propio Strauss en los festivales de
Bayreuth de 1934.
Roller colaboró también
con Hofmannsthal y Strauss en Die Frau ohne Schatten, Die Ägyptische Helena, una nueva
versión de Ruinen von Athen de
Ludwig van Beethoven así como en la escenografía del renacimiento forzado por
Hofmannsthal del Woyzeck de Georg Büchner ( en aquellos tiempos todavía
llamado „Wozzeck“ ) especialmente importante desde el punto histórico teatral.
El rango de Roller
como escenógrafo y encargado de vestuario fue asimismo reconocido por Gustav
Mahler en su tiempo de director de la ópera imperial de Vienna.
Parece extraño que no
se haya publicado su correspondencia con Hofmannsthal y Strauss hasta ahora, ya
que los dos dejaban imprimir su propio intercambio en una primera selección de
cartas mientras vivían.
Las autoras Christine
Mühlegger-Henapel y Ursula Renner han recopilado toda esta correspondencia en
una bella edición completa enriquecida con comentarios versados. Se
trata de 173 cartas intercambiadas de Roller y uno de sus dos compañeros. El
más diligente escritor fue Hofmannthal con 64 cartas a Roller de las cuales hay
45 contestaciones existentes. Strauss al contrario sólo guardó 36 cartas
escritas a Roller. Existen 28 contestaciones. Se agregan más de 200
ilustraciones, una cronología ricamente ilustrada, un registro, una
bibliografía, amplios comentarios en tinta azul imperial, más dos cintas- senal
de lectura en blanco y otra en rosa – total – una edición magnífica.
Las cartas reflejan
claramente la personalidad de quien es en cada caso el que las escribe.:
Hofmannsthal es el
esteta sumamente sensible con los nervios siempre a tope, igual de reservado
que de exigente, siempre corto de tiempo – a veces hasta de dinero, ya que en
una ocasión ruega a Roller entradas gratuitas para Las bodas de Figaro
de Mozart.
Strauss sin embargo es
el director igual de ambicioso que de interesado. Eficaz en el trabajo demostrando
que sabe estructurar el plan de ensayos y el flujo de trabajo. Además calcula
también los gastos de fabricación más los honorarios.
Roller que observa a Strauss
y a Max Reinhardt durante los ensayos del Rosenkavalier está
impresionado y escribe a su mujer: Strauss es una bestia y sin perdón.
Reinhardt y él trabajan como locos y consiguen muchísimo. Los artistas están
asombrados con ésa intensidad de trabajo que aparentemente no conocen“.
Es de agradecer pues
que las dos editoras del intercambio de cartas comuniquen en momentos
importantes también la correspondencia de terceros y cuartos – especialmente
las esposas de Roller y Hofmannsthal – para que el lector se pueda hacer una
idea mucho más detallada de los asuntos. Los comentarios que siempre siguen al
final del documento correspondiente presentan muchas veces verdaderas exquisiteces.
Durante los ensayos de Oedipus und die Sphinx se nos presenta un suceso
gracioso contado desde el punto de vista de tres personas. Hofmannsthal
describe a Roller las dificultades con la artista Adele Sandrock y su fichaje
para la anciana reina Antíope: “ La pobre gastada Sandrock es una histérica
enferma. Muchas veces estuve a punto de quitarle el rol, pero su voz sirve de
maravilla; en realidad es única“.
La artista a su vez
temía arruinar para siempre su carrera
si aparecía con la peluca de pelo blanco. La reacción de Roller fue pragmática:
“colocaremos vendas de gasa blancas
sobre su frente, sienes y cuello; la artista no se avergonzará y haremos caso a sus deseos“.
Las editoras relatan también
en sus comentarios el punto de vista de Adele Sandrock cuya carrera se prolongó
hasta los principios de las películas alemanas con sonido. En su autobiografía
ella habla 1940 de su debut con Reinhardt en Berlín: „ A continuación me daban
de entrada el rol de una vieja pava en una obra de Hugo von Hofmannsthal,
un poeta que me adoraba y de los que en aquellos tiempos llamaron moderno“.
Mühlegger-Henhapel y
Renner documentan por medio de un reducido intercambio de cartas entre Mileva
Roller y Gerty von Hofmannsthal el entusiasmo militar de las esposas el año
1914 sin juzgarlo. Al igual que valoran de intrépida y meticulosa la
pertenencia a los nacionalsocialistas austríacos del más jóven hijo varón
de Alfred Roller, Ulrich.
Consecuencia de ello,
Ulrich Roller fue condenado y encarcelado y no pudo salir a despedirse de su
padre en el lecho de muerte. Las editoras comunican que al abandonar la
cárcel, Ulrich Roller se hizo amigo de juventud de Wieland Wagner.
La mayoría de los
documentos de éste tomo representan compromisos escritos para el intercambio
verbal. Sin embargo se puede ver la importante participación de Roller en el Rosenkavalier
en cuanto a la concepción general de la obra. Roller propone a Strauss recomendaciones
para el fichaje de los cantantes. También en el renacimiento del Woyzeck
de Büchner: Roller es más que un escenógrafo, en realidad es el dramaturgo. El
mismo, que se contaba entre los más importantes artistas de la Secession
de Vienna no deseaba crear bastidores, sino espacios con significado. Mejor
aún un espacio móvil aéreo para la
palabra y el gesto del poeta y el artista.
La correspondencia
intercambiada entre Roller y Hofmannsthal sobre el artista Léon Bakst nos explica
mucho acerca del poder de los impulsos fuertes del movimiento ruso Mundo del Arte alrededor del empresario
Sergej Djagilew en favor de la revalorización de la escenografía.
Roller mismo se consideraba
con humildad un trabajador de teatro. Pero su libro de escenografía para Rosenkavalier
con diseños de los bastidores y los borradores del vestuario en realidad es de lectura
obligada sirviendo de compromiso para la mayoría de las funciones de ópera
hasta muy entrados los anos 70 del siglo pasado.
Es por tanto una
ironía que Alfred Roller reciba ahora su valoración gracias a ésta edición en
tiempos en que el teatro escénico insiste en la actualización y con muy pocas ganas en la
poesía historiada.
Frankfurter Allgemeine
Zeitung, crítico Jan Brachmann
Traducción: Metina
Radach
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